Thursday, November 02, 2006

GESTIÓN EDITORIAL


Resulta que el fin de año se acerca y nuestros apoderados, los todopoderosos Hermanos Chang, pidieron las cuentas del negocio, bueno, el balance de cierre de todos los negocios que hemos tenido a lo largo del año. Sudamos frío llenando esas columnas del debe y el haber y luego vaciándolas en un documento definitivo que estaba todo en chino, hasta los números eran chinos. Pero la cosa cuadró bien y estábamos contentos. Con la satisfacción que sólo da saber que la misión ha sido cumplida nos dispusimos a experimentar en nuestro laboratorio de curitas una nueva bandita de peluche con sabor a galletita de la suerte para regalarla en navidad a los Chang Bros. Cuando estábamos hallando el punto exacto de suavidad de pelo, de brillo capilar, el toque preciso del tostado, el miligramo de azúcar necesario para la parte adhesiva, cayeron desde el techo los Hermanos Chang en persona, colgando de garfios, con capas negras, antifaces y de cabeza (tal cual como se le apareció Batman por primera vez a los malos en Batman Begins).

Nos pegamos un susto tal que estuvimos tosiendo pedazos de curita de galletita china de la suerte durante toda la conversación que a continuación transcribimos.

Los Chang (a dúo): Testafelo ladlón, ¿qué es eso de “gestol”?

Nosotros (balbuceando): Bueno son esos tipos, los elegidos. Los únicos capaces de enredar y desenredar la burocracia, de sacar papeles, poner los sellos oficiales, hacer todas las diligencias que por la vía legal no se puede.

Hermanos Chang (a dúo, siempre a dúo): ¿Y pol qué gestol cobla tanto millón?

Nosotros: Porque hacer una diligencia en este país es imposible… bueno, para Uds. es más fácil porque son chinos, pero para nosotros que somos de aquí es más difícil sacarse un permiso que hacer parapente con una sombrilla.

Hermanos Chang: ¡Pelo gestol usulelo se lleva mitad del dinelo!

Nosotros (tragando grueso): Sí, pero es que hemos cambiado de negocio al menos una vez al mes. Sin contratar a un gestor no hubiésemos podido ni conseguir el papel sellado.

Hermanos Chang (ya con otro tono): ¡Entonces mejol negocio es gestolía que cualquiel otla compañía!

Nosotros (aliviados): Uff, claro, eso es un negoción. La gente paga lo que sea con tal de no hacerlo ellos y menos por la vía normal.

Hermanos Chang (radiantes y entre ellos): ¡Mejol funciona gestolía que cualquiel toltula china!

Y bueno, así fue. Adiós a las curitas, bienvenida sea la Gestoría de Los Hermanos Chang. Donde sacarse un papel habilitado es más barato que tramitarlo por el lapso normal. Donde le conseguimos todo tipo de permisos, hasta para divorciar a los gatos de sus amos, para legalizar matrimonios entre ratas y canarios, o concubinatos intergalácticos. El único sitio donde publicamos sus cuentos, poemas, ensayos y novelas sin que le quede un centavo al miserable editor y donde el 100% de las ganancias son para pagar derechos de autor.

Eso sí, pague a tiempo, porque nuestro departamento de cobranzas más que oneroso es doloroso.


José Urriola y Fedosy Santaella (Gestores… ah, y testaferros)

Wednesday, November 01, 2006

EN UNA PIEZA

Israel Centeno


Estábamos sentados en un banco del cementerio. Toñí llamaba al Curro que de un brinco fue a parar entre sus piernas; enterró el hocico en su vientre, jadeaba y meneaba la cola. Comenzaba a oscurecer, la noche prometía tibia y el verano generoso sofocaba sin prisa.

Ella: Supiste lo de la intentona de golpe.

En el parlamento un capitán de la guardia civil grita ( un video ):

-¡Todos al suelo coño!

Yo: me voy a Londres.

La luna estaba sobre nuestras cabezas, menguante y ridícula. Me iría, le prometí escribir desde París, desde Bruselas, así como prometí que me haría grande en la Real Academia de Teatro en Madrid, qué bailaría junto a Antonio Gades, que escribiría un Guión junto a Saura. Brujas es un buen lugar para ligar o quitarse la vida.

Ella: ¿Nos casamos en primavera?

Sonaba cursi, improbable. No iba a casarme, mucho menos en primavera.

Ella:¡Me cacho, que no me voy a Londres contigo!

El curro levantó la cabeza y gruñó.

Ella de nuevo: mi padre estuvo en el exilio.

Yo: Mira nomás al viejo – le quité un mechón de pelo que caía sobre su rostro y contuve el impulso de escupir mientras la abrazaba, no podía darle un beso con la boca llena de saliva. Toñi era como una mitad de limón, me hacía salivar como un bobo. -¿Era anarquista?

Se encogió de hombros. Era hermosa, era tonta. Sabía que era hermosa, me guiñaba ambos ojos, tenía gotas de sudor sobre su nariz, humedecía sus labios con la lengua. La besé.

Ella: regresamos cuando murió Franco.

Y que quieres qué te diga, pensé, que me ponga furioso y eufórico, qué me sienta conmovido, qué celebremos el regreso del Guernica. No se me ocurre nada, ni de vainas te invitaría a ir por unas copas a la casa de Fernanda. Es mala idea, no se bailar sevillanas. Lo que verdaderamente me provoca es darle una patada por el culo al Curro, fumar buena marihuana, llevarte a mi piso. Qué cojones con eso de La Fídula. ¡No, que no voy a ir!

Yo: ¿No entiendes que me voy?

Ella: Cojamos marcha en la Gran Avenida.

Yo: Eso es para turista. Prefiero que vayamos a echar un polvo al piso de los Ticos.

Ella: ¿Nos casamos?

Yo: Ni de vainas gatita. Ni de vainas. Eso, es para turista.

Cae el telón: Los espectadores aburridos se cagan en la leche, en la hostia, en la madre que los parió. Juran no volver nunca más al teatro. Mañana se irán todos de putas o de putos, vistarán parvularios, ligaran en baños públicos; eso, nadie lo pone en duda. Vuelven a cagarse en todo el mundo, bailan la macarena, imitan a la Pantoja, chiflan y rechiflan.

Total cabrones, nunca escribiría un guión junto a Saura.

LA EXTRAÑA LITERATURA DE ROSENDO CHURIÓN

Salvador Fleján


Rosendo Churión existe y convive entre nosotros. Rosendo Churión es electricista, sociólogo y periodista. También es acupunturista, inventor y escritor. A Rosendo Churión es posible rastrearle artículos y crónicas de cierto fuste en medios como el Semanario de Miranda, Bomba H, Cábala y Confidencial. Rosendo Churión posee la patente de invención Nº 34 del “Detector de puntos patológicos que no toca la piel del ser humano”. También es autor del volumen Las claves de la Radiestesia, así como de una suerte de saga intitulada Poder mental a través de la Radiestesia y otras técnicas afines; ambos libros inscritos en el nimbado género de la autoayuda. Sin embargo, este personaje de clara raigambre renacentista, ha ido más allá: ha imaginado e inaugurado lo que él mismo ha denomina “prosa de ficción y realidad”.

Sus libros La candidata y, particularmente, El porqué la mujer es un animal constituyen el primer aporte estético a ese nuevo género.

En La candidata ya es posible vislumbrar los temas y las obsesiones que marcarán su obra narrativa posterior. Una lectura crítica domeñada por el descuido o el oportunismo acusaría a la prosa de Churión de “misógina”. Esto es falso y acomodaticio. La literatura de Rosendo Churión en modo alguno es misógina: Rosendo Churión tan sólo es un ateo de la feminidad y esa incredulidad frente a lo femenino posee un tinte involuntario que lo emparenta con la inocencia. Sólo una ínfima porción de los relatos que componen La candidata rozan tangencialmente el provocador e incendiario tema. La falsa misoginia por la cual es atacado, apenas constituye una brizna de paja en su vasto universo literario. Un examen detallado a este primer legado de “prosa de ficción y realidad” arroja y revela temas poco comunes en nuestra anémica narrativa nacional. En el relato “Un muchacho estrecho”, por ejemplo, el escritor ya perfila con fino pulso lo que será una constante en su trabajo narrativo. Escojo un pasaje al azar: “¡Carajo!, pero este muchacho sí estrecho, ni por que le puse aceite de coco le entra. ¡Carajo!, por fin ah…Pero yo como que tengo que tener más cuidado en no apadrinar más muchachos estrechos, así no me sirve, y eso que éste es un gordito de lo mejor y además es catire”. Más adelante el autor agrega: “No padrino, no me haga esa vaina. ¡Ayy…!”.

Huelga decir que Churión escoge el camino más difícil para llegar a la sensibilidad del lector. Lo sicalíptico no es un mero ardid efectista: ¡es su poética!

Otros temas a los que el creador de la “prosa de ficción y realidad” se abisma son: la virginidad (o la infructuosa búsqueda de ella), los muebles estilo Luis XV, los viajes astrales, el ron, la telepatía (quizás uno de sus tópicos más caros), la menstruación y su relación con los ciclos lunares, el movimiento hippy, la homosexualidad, la Biblia, los bombillos rojos, los “paltós” a cuadros, las catiras (y los catires), los terremotos, la infidelidad femenina, la masturbación, las alfombras persas.

En La candidata, Rosendo Churión hace suya una sentencia inapelable de Mark Twain: “Nunca he tratado de que las clases cultas sean más cultas. No estoy equipado para ello; me faltan tanto las dotes naturales como la preparación. En ese sentido nunca he tenido ese tipo de ambiciones, por el contrario siempre he andado tras la caza de piezas más grandes: las masas. Con divertirlas, nada más, ya daría por satisfecha mi máxima y constante aspiración”. Para decirlo de una vez: Rosendo Churión no es otra cosa que un folk-writer, el cuentacuentos de la tribu.

El porqué la mujer es un animal es sin duda el título cardinal en la escasa pero telúrica obra de nuestro autor. Se trata de un libro híbrido. En él es posible hallar opúsculos morales como el trágico relato “Himentomía” o una preclara vindicación al “amor animalis” en “Somos animales”. El autor también nos obsequia dos deliciosas crónicas: “El hambre caraqueña en el 91” y “De la calle al riel subterráneo”, ambas de clara influencia bretoniana.

A manera de colofón, Churión integra en el aparte “Otros escritos”, tres reflexiones en apariencia disímiles, pero que bien mirados no lo son. En uno de ellos titulado: “Dos errores del escritor Gabriel García Márquez”, Churión despliega, sin pedantería alguna, sus sólidos conocimientos en las novísimas artes del péndulo y la medicina cromática para enmendar un desliz cometido por el Gabo en su famoso discurso de Estocolmo.

Los dos ensayos de cierre “La inferioridad mental de la mujer y sus derechos sexuales” y “Represión sexual en la mujer venezolana”, pueden tomarse como divertimentos caprichosos de este autor del cual aún se espera mucho.

COSAS QUE SUSURRARLE AL OÍDO A UN PREFECTO... HASTA QUE LA PEINILLA NOS ALCANCE.

Enrique Enríquez



I
Quiero mis dos huevos fritos
y con lentes de contacto,
para que vean claramente
mi sonrisa hambrienta.

II
Se casó con un muñeco de ventrílocuo
y vivió feliz para siempre.

III
Una niña con miedo a los payasos
se casó con un payaso con miedo a las tetas.
Pero ya ninguno asusta al otro,
así que se están divorciando.

Se extinguió la chispa.

IV
Cacé un ratón en una trampa.
Vestía shorts rojos y guantecitos blancos.
¡Dios mío!
¿Qué he hecho?

V
Si chupo un palo de gancho
mi cabeza se vuelve chupeta.
¡Oh, yeah!

POESÍA DE LA MENTE


(Silver surfer de Moebius)


Los hermanos Chang tienen el placer de invitarlos a conocer...
Poesía de la mente, de Enrique Enríquez...


***

No me conoces, soy un misterio para ti. No te conozco. Hasta ahora habías sido un misterio para mi. Lo único que sabemos uno acerca del otro es esta relación que estamos creando juntos, en este instante. Voy a usar la poesía de tu propia mente para darte un mensaje. Envíame una foto reciente. Viendo tu imagen dejaré que mi subconsciente me dé impresiones sobre tu subconsciente. Escribiré sobre las visiones y emociones que inspires en mí usando metáforas, de modo que el mensaje sólo será evidente para ti, para nadie más. Tú imagen, junto a mis impresiones, estarán a la vista aquí:

CONSEJOS PARA QUE LOS TRABAJADORES BANCARIOS SE VEAN BIEN

Roberto Echeto


Damas y caballeros, hoy analizaremos detenidamente ese pequeño segmento de la moda al que cariñosamente llamaremos «moda cajero de banco». La «moda cajero de banco» no se limita únicamente a esas personas que con tanto esmero cuentan nuestro dinero. La «moda cajero de banco» aglutina a todos aquéllos que se ven obligadas, por el reglamento de su lugar de trabajo, a vestir con corbata y camisa mangas largas.

Para esas personas el consejo más importante es que se compren ropa de buena calidad. No tiene que ser ropa demasiado cara, pero sí es importante que no se ruña rápido. También es importante que se logre una comunión tan perfecta para que persona, camisa, corbata, pantalón y chaqueta, sean uno solo. Otro punto a tomar en cuenta es que hay que llevar con dignidad accesorios como el porta-carnet y el llavero con la foto de los hijos. Nada de pegarles ositos de peluche ni de darles usos extravagantes a esos dos adminículos…También es menester aconsejar a los vigilantes que, por favor, no usen un pañuelo para separar sus cuellos de los de sus camisas y así tratar de mantenerlos limpios durante semanas enteras. Díganles, por el amor de Dios, que hay que lavar y planchar sus uniformes con regularidad.

A las cajeras, secretarias, promotoras, gerentes y subgerentes (¿o será «gerentas» y «subgerentas», como obliga la estupidez contemporánea?) se les aconseja no sobremaquillarse, sonreír, depilarse bigotes y cejas, arreglarse las manos sin demasiada afectación y, muy importante, hacer ejercicios faciales para que no se les olvide cómo sonreírles a los usuarios, así sean las nueve de la noche en uno de estos centros comerciales que abren hasta tarde. Es de vital importancia que las cajeras, secretarias, promotoras y demás, controlen sus ímpetus a la hora de colocar en su estación de trabajo muñecos, recuerdos de bautizos y primeras comuniones, manualidades varias hechas por sus hijos y estampitas del Señor del Veneno o de la Virgen de La Macarena.

Otra cosa que debe entender el representante de la «moda cajero de banco» es que si usas correa marrón, debes usar zapatos marrones. Nada como un buen consejo para que vayas bien vestido a ese trabajo tan fastidioso.

Nada como andar bien elegante, así sea obligado.

Este fue un aporte más de los Hermanos Chang C.A. en pro del bienestar de la humanidad.

UN POEMA DE ELEONORA REQUENA


este cuadernillo chino
de papel de arroz abre
a la inversa
no hay modo de escribir en él
sin torcer los rumbos
tal vez me sirva para contabilizar
los cúmulos de lo ilusorio
la densidad de mis sostenimientos
esta bocanada


PALOMA SE LLAMABA LA RATA GESTORA

Carloz ZZ Zerpa


Necesito renovar mi licencia de manejar y mi cédula de identidad
Entonces me dicen que hablé con Paloma, que ella me resuelve rápido eso.
Paloma es la gestora que me va a facilitar todos los trámites para poder obtener mis documentos en tan solo una semana o unos días o unas horas
Depende de cuanto le pague.
¿Cuánto?
Pues cuatrocientos mil Bolívares.
Pues acepto, le doy mis documentos viejos y me siento a esperar
Y mientras espero y espero en esta larga espera
Me voy en pensamientos y reflexiones sobre las palomas.
Tal cual como si estuviera esperando de paciente en el dentista
Paloma, Paloma, Paloma, Paloma…

Las únicas palomas que me vienen a la mente son la tal Paloma Picasso hija del pintor y a la palomita blanca copetito azul.

Las palomas son ratas con plumas, ratas que vuelan.

No sé a quien se le ocurrió la brillante idea de “otorgarle” a las palomas el calificativo de “ave de la paz”... la paloma entonces es el símbolo de la paz; craso error.

Noé hace volar cuervos y palomas fuera del arca en pleno diluvio, y luego del tercer intento los cuervos no regresan y la paloma sí pero además con una rama de olivo en su piquito (¿no es esto una belleza?). Dando fe de que las aguas bajaron y de que al fin encontró tierra firme; pero ¿qué pasó con los cuervos?. La bella palomita regresa con una rama para comenzar a hacer un nido, regresa no por Noé, sino por la paloma hembra que lo espera en el arca... historia narrada en La Biblia en Génesis 8 – 11.

Los culpables tienen nombres y apellidos, unos siguen a los otros sin darse cuenta a donde van, son ciegos que guían a los ciegos.

Pablo Picasso fue uno de los necios quien abusó y popularizó el símbolo de la paloma blanca con una ramita verde en el pico como “símbolo de la paz”. Después de él y de ahí en adelante son incontables los afiches, postales, carteles, emblemas, pancartas, banderas, estandartes y medallas de la paz con su palomita blanca.
La bellísima y popular canción infantil de la palomita blanca de copetico azul, que nos lleva en sus alas a ver al niño Jesús; es una prueba irrefutable del desacierto de la escogencia de este animal como “símbolo”. Esta canción lo que demuestra es un desaliento, es una frustración y no un esperanza Noeica; más bien es desesperanza. Su última estrofa dice textualmente:

“me subí a una torre a verla pasar
Como NO pasaba me puse a llorar”.

Es claro el mensaje en el cual la paloma malvada nunca llegó a llevarse al niño en sus alas, a ver al otro niño, al niño Dios...

Perra paloma.

Quizás el pueblo Europeo le tengan tanto cariño y respeto a las palomas pues ellas fueron una gran fuente de alimento para el ser humano durante las guerras mundiales; los Europeos al morirse de hambre utilizaron a las palomas, a los gatos, a los perros y a otros bichos para sobrevivir a las crueles guerras.

El Espíritu Santo se aparece en forma de paloma blanca sobre la cabeza de Jesús de Nazaret, en el momento en que es bautizado por San Juan el Bautista; según el Nuevo Testamento, en San Marcos 1 – 10, nos relata que Jesús vio abrirse los cielos y al Espíritu Santo como paloma que descendía sobre él. De ahí que siempre se represente al Espíritu Santo como una paloma blanca, aunque las escrituras nunca hablan del color del ave; la cual pudo ser color café, gris o negra.

Pero el mismo Espíritu Santo se muestra también de otra manera más violenta; como lenguas de fuego, como candela pura sobre las cabezas de los 12 apóstoles el día de pentecostés; en La Biblia en el libro de Hechos 2 – 3, dice textualmente: “un estruendo del cielo, un viento frío recio, lenguas de fuego sobre cada cabeza y luego cada uno hablando en idiomas diferentes y que nunca antes habían hablado (árabe, arameo, romano etc.)" Esta imagen parece extraída de una película diabólica en donde tan solo falta un exorcista.

Por mi parte simpatizo con los halcones que al ver una paloma volando se lanzan sobre ellas para matarla... las palomas en realidad solo son ratas inmundas con plumas, ratas que vuelan.

Todas las esculturas de los espacios públicos, las esculturas de bronce, de mármol, de hierro o de aluminio; a lo largo y ancho del mundo se están deteriorando por los excrementos de millares de palomas; esculturas, estatuas y hasta los monumentos de nuestros máximos héroes se corroen y permanecen literalmente cagados por las plumíferas.

Las fachadas de todos los templos e iglesias; inclusive: el duomo de Milán, santa María della Grazia en Florencia, Saint Patrick en Nueva York, o la catedral de Caracas se están volviendo literalmente polvo a causa de las miles de palomas que habitan en sus ornamentadas fachadas, ya que hacen sus nidos ahí, pernoctan, procrean y defecan sobre ellas una corrosiva substancia que cual ácido corroe hasta los metales.

Lo siento mucho por aquellos ingenuos que aun creen en las tiernas palomitas blancas del cuento de hadas, lo siento por los fanáticos lectores Bíblicos que aceptan los dogmas y se los tragan sin masticarlos, lo siento por los grupos internacionales que salen a la defensa de los animales y sobre todo de los que están en peligro de extinción; (la paloma no lo es tal sino todo lo contrario), pero las palomas son parásitos, son una plaga y como tal hay que tratarlas. O las eliminamos o las sacamos de las ciudades de vuelta a espacios salvajes, al campo o a la montaña, hay que regresarlas a su hábitat natural.

Las cucarachas, las ratas, los conejos, las hormigas, las moscas y las palomas en su hábitat no son plagas, en la ciudad sí.

Depuremos entonces a la ciudad de las plagas: de las ratas inmundas de cañerías que se disfrazan de palomas, de las ratas inmundas de cañería que se disfrazan de policías y aparentan ser “palomitas blancas”, de tantas palomas-vampiros que lo único que quieren es chupar nuestra sangre, chupar nuestra energía... de ahí la mala imagen de las palomas, de ahí él porque “las palomas lloran”, razón entonces tenía el genio musical Prince (ahora llamado el símbolo) cuando inspirado compuso una canción con ese tema y ese titulo: “when doves cry”...Cuando las palomas lloran...
Justo en este momento llega la gestora llamada Paloma, con mi cédula y mi licencia para manejar… Le doy los cuatrocientos mil Bolívares y me marcho con mis documentos renovados… La veo con odio, con el más profundo odio y le digo: Perra Paloma.

13 COSAS QUE NUNCA ESCUCHARÁS DE LABIOS DE TU SUEGRO -A MENOS DE QUE SEA UNA PROYECCIÓN DE TU PROPIO FUTURO DISIPADO-

Joaquín Ortega


A ti y a tu novia: "vaya flaco, ya que van en plan de gozadera...toma 100 mil y me traes la factura del motel, que yo te pago el IVA".

A ti: "oye gordo, cuando mi hija te haga sexo oral, dile que mejor lo hace su prima que es tu amante...eso la motiva al logro. Es que esa cuando se pica se faja...salió igualita a su mamá".

A tu cuñado medio gay: "Gustavo Alfredo préstale a tu hermana y a tu yerno el cuarto para que guinden a tu hermana de las argollas olímpicas que tu no usas nunca, excepto para abrirte más las caderas".

A la suegra y a tu novia: "Ustedes hagan las hallacas mientras el yerno y yo vamos a evaluar a unas putas de Europa del Este que tienen en el Hilton".

A tu novia: "Mira mija, dale un mamertico al yerno para que no vaya tan estresado a presentar el examen".

A ti: "Mira González, si Merceditas sale preñada no la empujes por unas escaleras para abajo...ahí en la segunda gaveta de la cocina hay Citotec como sorgo"

A tu novia: "Mira niña... una cachapita controlada de vez en cuando no le va mal al yerno para que no se aburra. Eso sí... sí la otra jeva te tumba... ese es tu peo".

A la esposa: "Mi amor dale a tu hija un poco de la cremita nueva para el sexo anal que te cayó tan bien...jajajaja...es que a la mujer mía le encanta de aquello por allá cuando llega prendida...eso es puro anal, puro anal"

A ti: "Venga yerno, vamos a ver una porno nueva, recién bajadita de internet en donde se detonan a una carajita idéntica a la hija mía".

A ti y a tu novia: "Si ustedes ponen el televisor detrás de aquella puerta...pueden echar uno parado, mientras el malandro del hijo mío, el menorcito se vacila su capítulo del chavo".

A tu novia: "Mi amor...aquí te compré unos interiores comestibles para que el yerno no tenga que pararse en el perrocalientero. Así se van directo al matadero a que te ponga las rodillas de zarcillo.

A ti: "Yerno, mañana a la cena vénganse sin masturbarse porque la casa va a estar sola hasta la una de la mañana".

A todos: "El que venga a esta casa sale comido, prendido y tirado...he dicho carajo"

TRECE FRANQUICIAS SIN FRONTERAS

Javier Miranda-Luque


Nuestra exclusiva Gestoría de Franquicias ha seleccionado las siguientes 13 oportunidades (top thirteen) para establecer su propio negocio de inmediato. Clasificadas de menor a mayor volumen de inversión, especialmente diseñadas para emprendedores charlatanes, asalariados hartos de sus jefes y demás incautos que pululan en el mercado planetario:

—Mao Be-Tún: tinte para calzado. Hecho de salsa de soya hiperconcentrada. Tiña sus zapatos mientras le hacen acupuntura y degusta una lumpia o dos. Con una inversión paupérrima, conviértase en microempresario (chino incluido que puede pernoctar en cualquier closet de su casa o hasta en el maletero del estacionamiento). Pregunte también por nuestras licencias de pedigüeños: “auxílieme”, “contribúyame”, “colabóreme” (todas tres con el alquiler correspondiente de madres con bebés de pecho, viejecitos pordioseros y/o mutilados). Compruebe que el desprendimiento y la generosidad son inversamente proporcionales al sencillo que sobra, tintinea y deforma el bolsillo de los transeúntes.

—Truequelandia: no queremos su dinero, a diferencia de cualquier otro que se anuncie en esta página. Volvemos a nuestros orígenes cavernícolas cuando no existían las monedas. Intercambiamos, truequeamos, hacemos cambalaches. Protagonizamos la más auténtica y primigenia prehistoria financiera. Mueran los fenicios y que viva el intercambio libertario. Lo retamos a no encontrar lo que busca en nuestros galpones. Traiga muebles y llévese alimentos. Una cosa por la otra. Lámparas inservibles por cotorras amaestradas. El pasticho que sobró ayer por las caraoticas de mañana o la ensaladita de gallina de navidad. Lo que es igual no es trampa. El reino de las oportunidades sí es de este mundo. Atendemos de lunes a domingo. Horario Corrido. Calle sin nombre, galpón sin número, entre el sauce llorón y la mata de mango. Estaciónese en el terreno baldío.

—Infelices por Freud: échele toda la culpa de sus miserias existenciales a su infancia y la no superación de su fase oral, anal o cualquier otro orificio irreductible. Nuestra filosofía es que somos lo que nuestros esfínteres hacen de nosotros y un orificio sin oficio, pues ya se sabe. Con su afiliación reciba un litro de loción lubricante, emoliente y humidificante.

—Terapia Skinner: neoconductismo del tercer milenio y más, muchísimo más, aunque jamás olvidamos nuestra efectiva terapia de shock para asumir como propios vuestros comportamientos indeseables, monitorearlos y desactivarlos. Promoción del mes: tics nerviosos, fobias obvias y vicios compulsivos.

—Optica Dalí: si no le gusta lo que ve a su alrededor, póngase nuestras lentillas surrealistas que deforman la realidad. Purita poesía ante sus ojos cansados. Abajo el neorrealismo italiano (con sus ladrones de bicicletas). Fuera el hiperrealismo y el cinema-verité de nuestras vidas. La moda es el colirio que refresca la mirada. Total, el mundo es como uno quiera verlo y el nuestro es primoroso, nítido, plácido y sereno. Eso sí, al principio uno se extravía un poco ante los relojes derretidos y las nubes cual alfombras, pero después uno se amaña (¿el ser humano, acaso, no se acostumbra a todo?). Póliza de accidentes, colisiones y daños a terceros sin costo adicional. Lentes de contacto o monturas tipo Elton John. Salvo el rojo, el gris, el amarillo o el negro, recorra toda la escala cromática, arriba y abajo, mientras escucha a Led Zeppelín con sus “Escaleras al cielo”. Cristales bifocales para cuarentones con presbicia. Examen de la vista gratis. Asesórese con nuestro personal en torno a los modelos “Dadá”, “Breton” y “Tristan Tzara”. Pronto estrenaremos el departamento de astigmáticos, hipermétropes, utópicos y visionarios: usted delirará con las anticipaciones inspiradas en Verne o las idealizaciones de Tomás Moro y Henry David Thoureau, entre otros menos popularizados. Liquidación de cristales Magritte, por muy pocos días, hasta agotarse la existencia.

—veneZZZZuela: tratamiento onírico, inducido mediante psicotrópicos de uso controlado, para que cada quien sueñe exactamente, con absoluta especificidad, la Venezuela que, año tras año, añora y anhela. Que si el dólar a 4,30; el puente aéreo a Mayami por ochocientos bolos ida y vuelta; el tour de compras a Buenos Aires y la esquiadita en Bariloche, chaqueta y accesorios de cuero incluidos; el beaujulois nouveau descorchado mismitico en Francia, a la fría sombra de la torre Eiffel; la fotico consabida sosteniendo la torre de Pisa; los créditos hipotecarios a 20 años y al 12%; estrenar carro cada año para no tener ni que cambiarle el aceite; usar el Tamanaco cual motel; las siete tarjetas de crédito doradas, cargadas hasta el tope, y sacando efectivo de una para medio pagar las otras; que se fíen de ti y te fíen en el abastos, la farmacia, la sastrería, la ferretería, la carnicería, el kiosco de periódicos, la licorería, la tasca, la tagüara, la tintorería, la fototienda, la banca suiza, la tapicería, la señora de la clínica de las muñecas y los zurcidos invisibles, el doctor scholl, el electroauto, la bomba de gasolina, la panadería, el gestor que te lleva los papeles a tu oficina, la agencia de loterías; el cuadro único con 6 caballos ganadores, de los cuales 3 son tremendos batacazos.

—Clínica Estética Picasso: cirugía plástica cubista. Opte entre las señoritas de Aviñon o los arlequines, por ejemplo. Diseñe usted su propio boceto. Vaporización dérmica. Várices azuladas. Ojos prominentes y mentones desproporcionados. Borramos sus facciones desagradables. Parálisis facial para prevenir arrugas, sin riesgo de babearse. Labios invisibles o que abarcan media cara. Rostros así: asimétricos. Su piel como un lienzo. Tensa y texturizada. Acuarelas y óleos. Tatuajes sobre cicatrices y viceversa. Piercings de titanio intramusculares y adosados. Armaduras correctivas permanentes. Extirpación de pezones. Reconstrucción de himen. Aumento del glande. Depilación radical e irreversible del vello púbico: se lo arrancamos de raíz, folículo piloso inclusive. Disfrazamos su calvicie. Pastillas de menta extrafuerte para su halitosis tan desagradable que ni usted mismo soporta. Lavados de vinagre para las axilas o degeneración extrema de las glándulas sudoríparas. ¿Saliva demasiado, tanto así que parece la fontana de Trevi? Atrévase con nuestros gargarismos (formula secreta prohibida por los organismos competentes). Le succionamos hasta las malas ideas. Se liman colmillos. Transfusión de silicona en la sala de espera. Procedimientos no quirúrgicos. Sin anestesia. Recuperación de prótesis funerarias. Colocamos cuernos y adiposidades. Extensión de clítoris y prepucios. Camuflaje de arrugas. Enflaquecimiento del pene. Tratamiento extremo de la obesidad mediante el revolucionario sistema del vómito inducido. Lavados estomacales y enemas portátiles (hágalo usted mismo, si puede). Extracción de furúnculos. Presupuestos sin compromiso de facturar lo presupuestado. Precios solitarios (sic). Le implantamos lo que usted quiera, donde sea. Sin historias clínicas, preguntas médicas ni examen de salud. ¿Nuestro eslogan? ¡Sorpréndase en el espejo! Ojo: no se aceptan reclamos, cambios ni devoluciones. Que su desesperación sea la medida. O sus insatisfacciones latentes. Cursillo gratis en busca de la dignidad perdida. La autoestima reside en la billetera. Mientras haya real, hay esperanza. “Si la hijeputez fuese virtud, no sé, ya estaríamos en el cielo”.

—Exterminamos la Plaga de la Soledad: somos la agencia matrimonial más exitosa del planeta. Sólo por este mes, cásese con un natural de Groenlandia y emigre ya. Nos encargamos de todo el papeleo (pasaporte, visa, fe de soltería, certificado de salud, despistaje de sida, permiso de trabajo y empleo garantizado en la enlatadora de pescado). En adición, si la cosa no resulta, proveemos divorcios instantáneos. Asesoría sexual y psicológica pre y post-traumática. Cursillos intensivos de los usos y costumbres del país donde usted pretenda instalarse. Prorrogamos la promoción de la esposa con hambre de hombres exóticos (no se alarme, que no es canibalismo, pues desterramos a los clientes antropófagos). Aún nos quedan cupos para maridos de carácter extremadamente aventurero en Antofagasta, Timbuctú y otros confines, con la ganga adicional de dos y hasta tres esposas por el precio de una. Propiciamos el entendimiento universal e interracial; o sea, el mestizaje policromático y enriquecedor (Mengele, ya se sabe, estaba equivocado). No insista: cerradas todas y cada una de las listas de espera para el primer mundo. Disponibles ciertas opciones de concubinato en archipiélagos. Sin excepciones, el pasaje de vuelta siempre corre por cuenta vuestra, suya, de usted, pues (en aras de la claridad, la obviedad y reiteración de conceptos es absolutamente voluntaria e indudablemente intencional; es decir, no se supone ni se sugiere ni se infiere nada). De nada. ¡Somos los cruzados del amor universal, los cupidos del mundo, los sanadores de corazones destrozados: recogemos los pedazos y los arrejuntamos para que puedan volver a tictaquear! ¿Nuestro himno? ¡”Cómo curar un corazón herido” de los lacrimógenos Bee Gees Brothers.

—Tiranosaurios:
decídase, por ejemplo, en el capítulo correspondiente a la letra “F”, entre Fran(cis)co o Fidel. Ambos prometen un mínimo garantizado de 40 años oprimiendo, exprimiendo y reprimiendo a los demás (usted incluido). Hambre, carestía, miseria, angustia, miedo permanente y desesperación cotidiana figuran entre las virtudes diferenciales y valores agregados de su gestión. Esta franquicia opera como el matrimonio cual (des)gracia divina; o sea, expira cuando la mismísima muerte los separe.

—Grand Bingou de Visas(norte)Americanas: váyase usted solo o con toda la familia. No se olvide de llevarse la tostiarepa para que monte su propio negocio. Le cambiamos sus propiedades aquí por similares en el norte. Le cambiamos sus bolívares por dólares sin comisiones bancarias ni impuestos gubernamentales. Si se declara perseguido político, le damos descuentos adicionales. Más ventajas todavía a los expedevesa, exfedecamaras, excetevistas, exucabistas, experiodistas, examantes, excomisionistas, exgobernantes, extraterrestres, extravagantes, exasperantes. Tu green-go-card es for ever si tú english spoken. Cuídese de las imitaciones. No insista, mire que no tenemos sucursales en internet. Le sacamos la licencia de manejar, vacuamos carpetas y damos clases de reparación a domicilio. Washeamos billetes de toda denominación y blanqueamos conciencias cual bonificación extra. Traducción simultánea mientras gestiona sus papeles o se los mandamos por air mail. Contáctenos ahora que nosotros lo llamamos pa’tras en cuanto tengamos todo resuelto. Balseros del aire. Náufragos de Kendall. Whatever.

—Telebasura: con lo peor de la TV mundial, sin nece(si)dad de cable. Lo más bajo, sucio e impensable. Acuchillamientos, violaciones, discursos presidenciales, lapidaciones rituales, quemas de libros, entregas de créditos y viviendas subsidiadas. Ablaciones tribales. El prepucio es el carnet para afiliarse al club de la hombría. Reality shows de mínima ralea y cualquier calaña. Programación cutre, hortera, palurda, gandul, guarra, soez, baladí, prosaica. Idiomas, jerigonzas y dialectos de todo el planeta con subtítulos. Juicios televisados y mutilaciones en vivo. Espectáculos de aficionados. Noticieros escandalosos. Lugares comunes. Falacias reiteradas. Publicidad gritona. Muertos, hematomas, cicatrices. Concurso de lesiones y heridas. Kilos de piel. Víctimas y victimarios. La hora del odio. Execrando a mis vecinos. Sorteos de licuadoras para el público en sus casas. Espiando en internet. Cámaras ocultas en el baño. Las monjas al desnudo. Crueldad animal. Incendio en el jardín de infancia. Perversos polimorfos. Mi padre es sindicalista. La oposición cuenta y canta. Mi accidente favorito. Miss barrio adentro. La escatológica intimidad de las campañas electorales. Verdugos de medianoche. Comprando votos. Navegando el Guaire. Aventuras tóxicas. La familia contaminante. Ensucia, que ya alguien limpiará. McLuhan era un canalla.

—Bulas Baticano: Transnacional de la estafa. Vendemos parcelas de cielo. Nuestra consigna es el miedo. El leit motiv es la culpa. Con un millón (de euros, ¿no?), salvas una mano de arder eternamente en el averno; con dos millones, ambas manos y así sucesivamente. Nos encanta hacer hogueras con gente dentro (consulten a nuestra cliente más ardiente: Juana de Arco). Elaboramos listados de libros prohibidos. Pero nuestro producto premium es el “Zumo (sic) Pontífice”: jugo de papa 100% natural extraído de la más ampulosa infalibilidad intermediaria y bucanera. ¿Seguro? Como afirma el título de la novela caraqueña de Tomas Onaindia: “Seguro está el infierno”.

—Demoliciones Whitehouse / Reparaciones Irak: o al revés. Una mano enjabona a la otra y las dos lavan la cara. Bombardeos y recolección de escombros. Limpiamos sangre y fuego. Nos deshacemos de cadáveres. Empleamos sordomudos. Silencio a toda prueba. Confidencialidad garantizada. Desmantelamos minas personales. Mínimo margen de accidentes laborales. No discriminamos etnia alguna. Solicitamos mano de obra barata sin experiencia. Total, nosotros la entrenamos y le proporcionamos el uniforme y equipo básico de supervivencia. Las máscaras antigases y el chaleco kevlar a discreción del interesado. Adscritos al seguro social y al Ince. Reconstruimos y urbanizamos en tiempo record. Edificaciones prefabricadas. Desalinizadoras y potabilizadoras de agua. Onerosísima telefonía satelital. Descuentos por volumen. La undécima construcción le sale gratis. No desechamos nada. Reciclamos nuestros insumos. Madera, metal o cualquier material. Abstenerse lateros. No compramos papel periódico ni cartones mojados.

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ÁNIMO, AMADOR

Adriana Bertorelli


Yubileima madrugó. Se levantó tempranito para no despertar a sus hermanas ni al marido de su mamá que dormía en la pieza de al lado. Se vistió con la pinta que compró en el mercado del Cementerio, se encaramó sus tacones y su cadenita tobillera, se bañó de yannaté y se fue persignándose 10 veces porque a esa hora no pasaba jeep y tenía que bajar ese poco de escaleras sin luz. Cruzó 4 casas y 3 platabandas para buscar a Boltimor y hacer su sueño realidad: ir a Súper Sábado Sensacional el día de su cumpleaños.

Boltimor trabajaba de bedel en el canal y vendía bien caras las entradas que le regalaban intercambiándolas por ciertos favores sexuales, aunque si la víctima era mujer le pedía perfumes, dinero o Cosmopolitan que entonces revendía en la cantina del canal. Pero con Yubileima, tuvo piedad. A cuenta del cumpleaños y de que le secaba el pelo mejor que nadie, estuvo dispuesto a regañadientes a regalarle su ticket al cielo.

Yubileima temblaba del escote y la emoción con el cuaderno de autógrafos abrazado al pecho. Ya tenía uno de Raúl Amundaray y otro que una prima suya que era cajera le pidió a Kiara en el automercado. Tenía tiempísimo esperando esta oportunidad. Iba a ver a Gilberto Correa en persona y a Mirla y a Héctor Cabrera cantando Rosario y a Juan Carlos con todo y rumba flamenca. Lástima que no estaba Amador. A ella le encantaba Amador. Era tan lindo. Parecía un abuelito y ella nunca había tenido abuelito. Pobrecito, en verdad había que darle ánimo. Ánimo Amador, ánimo Amador, pensaba mientras Boltimor, conociendo de sobra su importancia de midas Sensacional, la jalaba del brazo y la embutía en la cola.

A las nueve y media los dejaron pasar. Ya a esa hora había un solazo y ella y Boltimor tenían el estómago pegado al espinazo y Boltimor estresado porque se le estaba sudando el suéter que él mismo se tejió para navidad.

Por fin a las doce, Boltimor se volvió a crecer, identificando varias de sus víctimas en la cola y un argentino pequeñito con peluca y cara mafiosa los hizo entrar en grupos de diez. A empujones lograron abrirse paso hasta la primera fila deslumbrados por las cámaras y las luces y los letreros alrededor del estudio y que poco después comenzarían a levantar por órdenes del argentinito de la peluca. Aplausos, decía uno, Ovación, decía otro. Ánimo, Amador, el tercero... ánimo… eso era lo que necesitaba el pobre Amador postrado en esa cama, pálido y pequeño, rodeado de sus más íntimos amigos. Ánimo Amador como un hilito, un aliento, como si de pronto un alma se le entrara y Yubileima se persignó y anotó en la última hoja del libro de autógrafos buscar “ánimo” en el diccionario.

Cuántas veces ese abuelito oloroso a lavanda yarly había estado en ese mismo escenario compartiendo con su público, bailando con la Billo’s, coronando a la cenicienta sensacional, premiando a las mascotas más parecidas a sus dueños... eso era el ánimo. Las lágrimas cuando una madre encontraba a su hijo perdido hace veintidós años. A Yubileima le hubiera gustado que Amador estuviera el día de su cumpleaños qué lástima. Le pidió a Boltimor a ver si se podía, pero no, hasta allí no llegó su magia.

Estaba tan distraída que no se dio cuenta cuando salieron las rumberas de Juan Carlos a bailar el meneíto si no es por el codazo que le dio Boltimor en las costillas. Había un monito que adivinaba la edad de la gente mirándoles el iris del ojo y Boltimor horrorizado se le escondía. Se levantó el cartel de Aplausos y Yubileima junto con todo el estudio arrancó a aplaudir y a reír y a cantar con su Sábado Sensacional. Después el argentino con peluca hizo señas y salió el cartel que decía ánimo Amador. Yubileima se paró y comenzó a gritar durísimo ánimo Amador, ánimo Amador. Cada vez gritaba más fuerte y hasta las venas del cuello se le prensaron y todo gracias a Boltimor. Ya le había prometido que hoy le iba a secar ese pelo más lindo que nunca.

HABILITACIONES INÚTILES

José Javier Rojas

Como en diciembre no va a haber ánimo sino para celebrar (paréntesis zen: cada quién celebra según sus circunstancias y disposición, la tristeza es optativa, igual que la alegría, fin del paréntesis zen), y si a mis editores les place y les parece, mi colaboración para la Gestoría Chang va por duplicado, con dos originales por el precio de uno. Esta es mi liquidación de Acción de Gracias, para renovar el inventario antes de las fiestas. Gracias, pues por su atención, y provecho.


(Tomado de fetopia.net)

METROSEXUALIDADES

El lenguaje políticamente correcto, es semánticamente intrascendente y etimológicamente absurdo, al menos para quienes aspiramos a un mínimo de seriedad. Ahí tenemos los entes de razón “Matrimonio homosexual” y ”afrodescendiente”. Palabras nuevas que mal describen lo que las viejas decían mejor y no aportan más que confusión y pleitos estériles donde no había más que concordia y respeto: comunicación, según los abuelos. ¿Neologismos a mí? ¿Racista? ¿Homofóbico? ¿Miedo? ¿De quién? ¿Por qué, si con la verdad ni temo ni ofendo? Puñeta, y muy largo se largan todos los hipócritas políticamente correctos al carajo, dicho sea con todo el respeto y consideración por los negros, los homosexuales y los negros homosexuales, sobre todo si tienen porte de armas, malas pulgas y poco sentido del humor.

Contesten si las saben: ¿Si los negros son afrodescendientes, me toca decirle ahora a los catires-rubios-güeros que son indoeuropeodescendientes? Es decir: ¿Arios? ¿No les suena eso medio nacionalsocialista? Es decir: Nazi. Es decir: Facho, reaccionario, y completamente racista. ¿Nos vamos a poner a calificar a la gente en castas raciales a estas alturas? ¿Pardos, zambos y mulatos como en la Colonia? ¿Hutus y tutsis como en Ruanda? Tamaño retroceso social, mi llave-pana-carnal. ¿Nos vamos a poner a llenar ahora perfiles raciales en los documentos de identidad como en la paranoica sociedad policial de Estados Unidos? ¿Raza? Humana, señor oficial, mientras no se demuestre lo contrario.

¿Cómo hacen los colombianos, que le dicen monos a los rubios? Peor todavía: ¿Si a una güera la llamas mona a gritos en una disco del DF cuál es la probabilidad de salir caminando? ¿Vamos presos los infractores del código elemental “en Roma haz como los romanos”? ¿O somos sumariamente linchados por una indignada turba criolla? Que son morenos, se entiende, en Buenos Aires, pero aquí son venezolanos, en Colombia son colombianos y en Estados Unidos son sureños de ascendencia francesa, y pueden ser negros como Wynton Marsalis o catires como Harry Connick Jr., que además son muy amigos y colegas, que tocan y disfrutan la música afrolatina que nació en América, porque el jazz es eso y todo el jazz por definición es afrolatino si es jazz porque si no es otra cosa y se llama distinto. Decir jazz latino es decir jazz jazzístico: la música latina es otra, la que se toca en (una parte de) Italia y no la nuestra, que la nuestra es afrohispanoamericana y se llama de muchas formas, porque es diversa y multicolor como nosotros, y entre los colores está el latino claro, pero también el árabe y el celta, entre muchos otros.

Bien por las parejas estables de hecho, con todos los derechos adquiridos y consagrados en el código civil, independientemente de su orientación sexual e identidad de género, que son asuntos muy privados y solo a los interesados interesa, cuando son adultos y hay mutuo consentimiento. Sobre eso no tengo nada que opinar, salvo que matrimonio y metrópolis tienen una raíz griega común que es “madre” y hablar entonces de “metrosexual” es hablar del sexo de mamá que es algo de lo que no quiero opinar ni por casualidad. Si todo esto les parece un disparate de un intolerante ocioso, pido disculpas de antemano. Si se siente estafado por leer estas mariqueras inútiles, recuerde que ahora se dice “metrosexualidades” si no quiere ofender injustamente a las minorías que ya no lo son tanto y además desfilan para recordárnoslo.

Podríamos de plano no pararle bola a la anfibología, y decir que es evidente que no es lo mismo pedir un cura que pedir unas curitas. Mientras las últimas son una cura oportuna, al primero se le llama cuando ya no hay remedio.

Errata: Confundí arriba criolla con morocha, que allá es morena y aquí es hermana gemela, y puede ser rubia, negra o mestiza, y también es una escopeta de dos cañones, pero si es un par de morochas, entonces además de hermanas del color de piel que sean, hablamos de un par de tetas de esas tipo vixen de Russ Meyer que dan susto, según el gusto.



AMIGO EL RATÓN DEL QUESO

Disney le pinta una paloma (le hace la señal de costumbre, le muestra el dedo) a Mc Donalds y le dice: “Super Size This!”, después de mil millones de dólares y más o menos la misma cantidad de calorías de grasas saturadas servidas a otro tanto de clientes hasta ayer satisfechos. La multinacional roedora echa tierrita y no juega más con la franquicia del payaso, porque ahora parece que vincularse con el sobrepeso de la infancia indefensa es mal negocio. Parece que no está muy mal visto por los accionistas que un niño sufra de diabetes o de problemas cardiacos, sino que lo haga jugando con un muñequito de plástico fabricado en China, bajo licencia de Disney.

Declaro sin empacho que esos juguetes son para padres y tíos el mejor invento después de los pañales desechables: Auguro manifestaciones violentas, disturbios y rabietas de salir corriendo a comprar cuñetes de Ritalin. Niños obesos tomando a adolescentes subpagados como rehenes a punta de papitas llenas de baba a menos que liberen a Buzz, Woody, Nemo y Mike Watchovsky. No queremos negociar con Ronald. Cuidado con una payasada, o derramaremos más que salsa de tomate. Saldremos felices o saldremos en cajitas. Tarde de perros, calientes.

En el discurso “progre ortodoxo”, la demanda condiciona a la oferta para las drogas pero con la comida chatarra, es al revés, Alicia, la oferta condiciona a la demanda. Perdonen ustedes, pero junkie es junkie, y legalizar el canabis para satanizar la caña de azúcar es de locos.

Si Steve Jobs y Pixar son responsables por romper tan fructífera y sólida alianza de negocios, todavía es temprano hasta para especular. No sería, empero, la primera vez que una pequeña fracción termine culturizando al todo en el mundo empresarial. No es inédito que los “asimilados”, “fusionados”, “derrotados” y “colonizados” influyan más sobre sus “vencedores” que viceversa: ahí tienen a Grecia y a Roma. A los cristianos y a Roma. Y antes que termine pensando que los romanos eran unos bobalicones, mire cómo andan dando carreritas en Estados Unidos para levantar un muro físico y legal entre ellos y el mundo hispano. ¿Ay, caramba? ¡Doh!

UN CUENTO SURREALISTA

Juan Zamora

(Erotic Barbie de JM Colberg)

Un pana me aconsejó lo siguiente: “Al escribir textos surrealistas, ten mucho cuidado con lo que narras y trata de no estafar al lector”. Es decir, que lo que fuese a contar, debía ser en cierta forma “creíble”y manejado con mucho tino.

Cuando se intenta “engañar” a un lector inteligente, corremos el riesgo de que al ser descubiertos, nos “odien a muerte”. Esto me pone en un tres y dos. No sé cómo hacer para contar entonces, el episodio “surrealista” que me tocó vivir. Bueno, me voy a arriesgar, así que voy con todo:

Me encontraba en un centro comercial, frente a la vidriera de una tienda de ropa. Faltaban pocos minutos para que el referido centro, dejara de prestar servicio comercial. Mi búsqueda se limitaba a una prenda de vestir femenina y, finalmente, había conseguido algo que llamara mi atención. Un maniquí llevaba puesta una bata de seda, color beige, con estampados claros, tenues, casi en relieve. Una prenda preciosa, que ya estaba viendo lucir a mi esposa.

Mi imaginación comenzó a jugar y mi mente se perdió en lúdicos pensamientos, cuando de pronto, algo me trajo de vuelta. Aquella Barbie de tamaño natural, me había guiñado el ojo.

Por instantes dudé, me estrujé los ojos, me pasé las manos por la cabeza y la cara, y justo cuando me retiraba del lugar, escuché unos suaves golpecitos en la vidriera.

Aquel rubio maniquí, daba toquecitos en el vidrio para llamar mi atención. Yo no lo creía, no podía ser. “Cámara indiscreta, cámara indiscreta” fue todo lo que atiné a decir; pero no había nadie alrededor. La mujer de plástico y yeso me hizo señas, indicándome que entrara.

La gente poco a poco iba saliendo de la tienda. Logré colarme y entrar antes de que cerraran la puerta y voltearan el cartelito de “OPEN” para ponerlo en “CLOSE”.

Se produjo una pequeña confusión entre las vendedoras y la cajera, a causa de las comisiones del día. Una de las vendedoras me indicó que volviera mañana y con gusto me atendería, pero al mover un poco su cabeza para seguir la discusión, aproveché la coyuntura y me escondí en un probador. La chica miró hacia la puerta y quizás pensando que me había ido, termino de cerrar.

Mi espíritu aventurero, que ya bastante tiempo tenía aletargado, se activó. Estaba hecho todo un gato: Ágil, curioso y arriesgado.

Todo el proceso de culminación de la discusión, cuadre de caja, salida del personal, cierre de puertas y activación de alarmas, se hizo largo y tedioso. Me parecieron horas, las que estuve allí metido dentro del probador, observándolo todo y pensando si en realidad valdría la pena tanto riesgo y esfuerzo.

Una vez solo, salí a mi furtivo encuentro. Con cierta dificultad y movimientos robóticos, la muñeca gigante se bajó de la vitrina y en instantes se ubicó frente a mí. No había tiempo que perder, así que mediante señas, me indujo a quitarme la ropa.

Entre incrédulo y asustado, le obedecí y una vez desvestido, comencé a disfrutar de frías y torpes caricias. Sin embargo, bastaron pocos minutos de roces para que estuviera listo y dispuesto a lo que prometía ser una noche loca. Qué digo loca, demente. Sí, eso era. Una noche demencial.

¿Qué coño hacía yo desnudo, dentro de una tienda de ropa femenina, en un centro comercial ya cerrado, en la víspera del cumpleaños de mi esposa, dejándome acariciar por un maniquí?

Con sus embates, aquel cuerpo duro y liso, me daba a entender que quería ser poseído. Y yo, sucumbí. ¡Claro! Machito al fin y entrenado desde pequeño para no dejar pasar situación alguna que implicara encuentros cercanos del tercer tipo con el sexo opuesto, y menos sí estábamos en tiempos de guerra, donde cualquier hueco pudiera constituirse en una segura trinchera. Así es, caí en su juego, previo auto cuestionamiento por tratarse de un ser inanimado; pero qué le íbamos a hacer. Cabello largo, curvas y protuberancias totalmente femeninas, y eso sí, de lo más animada por cierto.

El apasionamiento crecía, dudas y miedos desaparecieron, dando paso al instinto animal, ese que no respeta, no mide, y sólo se guía por la necesidad. Finalmente, en medio de aquella revolcada frenética y desordenada, dejé escapar una procaz, sonora y visceral expresión: ¡EL COÑO E’ SU MADRE!

Ni hoyo, ni hueco. Ni bache, ni hendidura, ni trinchera en donde poder introducir mis erectas ganas. Cómo no caí en cuenta de ese “pequeño” detalle.

Me reincorporé de sopetón, recuperé mi ropa interior, mi pantalón, mi camisa y, a duras penas, mis zapatos. Estaba hecho un toro de lidia. Casi tumbo el mostrador de la tienda. Increpé al dichoso muñeco de cabello rubio y medidas perfectas. ¿Cómo juegas conmigo de esa manera? ¿Qué te hice? ¡Eres un maniquí, coño! ¡Un maniquí! ¿Es que no lo ves? ¿Y ahora es que pienso en eso?

Salí dando tumbos de la tienda, por una puerta, misteriosa e inexplicablemente abierta, sin que sonara la alarma y sin tropezarme con nadie. Pensé que era algo fortuito en medio de semejante desgracia.

A pesar de lo solitario y despejado que lucía el centro comercial, caminé esperando conseguir un ángel salvador que me sacara de aquel lugar. Fue entonces cuando me tropecé con Matías, el vigilante. Le conté lo sucedido y con cara de circuncisión sin anestesia, me dijo:

-Que chimbo fue todo, el mío. Entonces la jeva esa lo que hizo fue trabajarte, pana. Yo como tú, le hubiese metio’ pero así con todo. ¡Blump! ¡Blump! Par de toltas, mi tío. Pa’ que sea seria...

¿La jeva? –me pregunté a mi mismo– El tipo no me entendió o interpretó las cosas a su manera, lo cierto era que no estaba de humor para repetir ni hacerle entender; así que le pedí por lo más querido y sagrado, que por favor me sacara de allí.

Matías me indicó, sin apartar el pequeño radio portátil de su oreja, que tenía que esperar a que se desactivaran las alarmas y los seguros de las entradas para poder salir del centro comercial, es decir que debía amanecer en ese lugar. Además, él no sabia en donde estaba el tablero de control que inactivaba el sistema de seguridad y abría las puertas, ya que era su primer día y realmente no le había parado mucho a las indicaciones de su supervisor.

Le hice una sarta de preguntas que ya ni recuerdo, pero el hombre parecía estar en otro mundo. Como alienado, como perdido en el tiempo y el espacio, como poseído.

Le pregunté qué escuchaba en la radio y me respondió que estaban repitiendo el primer capítulo de la radio novela “Lo hice todo por amor”. La respuesta me exacerbó aun más, aunque entendí el porqué de su obnubilación.

Necesitaba calmarme, tenia que conseguir además algo con que matar el tiempo, así que Matías me prestó su Blackberry. Ni corto, ni perezoso, comencé a teclear en el block de notas, dejando plasmado todo lo ocurrido, para luego enviarlo a mi buzón de correo electrónico. Ya después vería si podía sacar algo positivo de todo esto.

¿Qué dónde está el fraude? ¿La estafa? ¿En qué consiste la trampa? Ya algunos lo habrán advertido, pero apuesto a que muchos se están preguntando: ¿Qué carajo hace un vigilante con un Blackberry?

ODA AL (SÚPER) GESTOR

Fedosy Santaella



Desesperado estaba, le sudaban la manos, tenía cuatro (4) días sin dormir, la caspa le caía sobre los hombros como si del Antártico hubiera arribado, y le habían salido unas almorranas de lo más gorditas. Y es que Fedosy se tenía que sacar el Acta de Residencia Definitiva Temporal. Un día le llegó una carta a la casa, y así lo decía:

Ministerio de Educación, Deportes y Algo de Cultura Que No Mucha que hace daño:

Atención atenta
Cuidadano (ana) Fedosio Santaella
Presente pasado y futuro

Le indicamos de que por medio del siguiente comunicado comunicacional su persona suya de usted debe apersonarse en persona cuando antes mejor en el Ministerio ministerial para que tramite el trámite del Acta de Residencia Definitiva Temporal en el Municipio correspondiente y emitido por el Ministerio de Hacienda, Finca, y Terrenos Baldíos.

Atentamente
Fulgencio Silva Lacosita
Funcionario.


Fedosy sabía de las largas colas, del smog, de las caras de hastío de los funcionarios. Además, no tenía carpa, ni cantimplora, ni cava, ni nada de lo que se requiere para acampar una noche frente a un Ministerio. Tampoco tenía arma legal, mucho menos ilegal, para defenderse del acoso de los maleantes que asaltaban a los resignados veraneantes ministeriales.

Así que, al cuarto día ya mencionado, apenas recuperó la voz, exclamó:

-¡Oh, ¿y ahora, quién podrá defenderme?!

Esperaba que no apareciera el Chapulín Colorado, personaje gracioso pero inepto, y que le caía mal a todos los funcionarios del Ministerio, porque los funcionarios detestan a los chapulines que se las tiran de graciosos. De hecho, el odio hacia el referido consta en una cláusula que deben aceptar los funcionarios cuando firman contrato. La cláusula dice así: “Todo funcionario debe odiar a los chapulines que se las tiren de graciosos”. También en ese contrato la primera cláusula dice: “Si el funcionario respectivo en cuestión no tiene cara de culo, debe operarse y ponerse una gran cara de culo”. El cirujano Misnal Gastiesas es experto en hacer estas operaciones caraculísticas. Sus oficinas quedan en el Centro Lido, Torre A, piso 13, oficina 137-A. Pásese por allá y diga que viene de parte de Monchito. Le darán rebaja.

Total que Fedosy dijo lo que dijo (es decir “!Oh, ¿y ahora…”), quizá porque algo tenía que decir luego de cuatro días sin pronunciar palabra, y de pronto, apareció quien tenía que aparecer. Era él. Nada más y nada menos que Súper Gestor, con su chaqueta de cuero, con sus bigotitos hormigueros, con sus lentes oscuros Ray-ban (siempre Ray-ban, y si es Police mejor que mejor). Estaba allí, en el balcón de su apartamento, y el viento le batía el pelo, y de tanto batírselo le voló el bisoñé, y Súper Gestor salió volando, rojo de la pena. En el aire capturó a un zamuro en vez del bisoñé. El zamuro, al sentir la tibieza de la calva del compadre, se quedó ahí de lo más tranquilo, y hasta echó una siestatica. Súper Gestor regresó entonces al balcón, y el zamuro se le veía igualito al bisoñé, por lo que Fedosy no notó la diferencia.

-Bueno, eso te sale en tanto –dijo Súper Gestor.
-¿Qué cosa? –preguntó Fedosy anonadado.
-El documento, chamo, el certificado.
-¡Ah, ya! ¿Y cuánto es “tanto”?
-¿Qué tanto, tonto?
-Dijiste que eso te sale en “tanto”.
-Ah, bueno, tanto es un montón de real. Déjame ver.

Súper Gestor sacó una libreta de un bolsillo interior de su chaqueta, la abrió y empezó a pasar el dedo índice por el papel.

-Actas de Nacimiento… Acta de Virginidad… Acta de Actualidad… Cédulas verdaderas… Cédulas falsas… Certificados de Defunción… Certificado de Residencia Laboral… ¡Ajá, aquí está! Eso te sale en…

En eso pasó un avión haciendo mucho ruido, y también un helicóptero, y un vecino puso a Rush a todo volumen (se sospecha que fue Roberto Echeto), y otro le gritó a su mujer, y abajo diez carros tocaron corneta, y Fedosy no pudo escuchar cuánto era “tanto”, pero igual dijo “está bien, dale” y Súper Gestor salió volando.

Se debe destacar que iba a tal velocidad en procura del documento, que el zamuro se despertó. Hambriento estaba como todo buen zamuro, y decidió meterse un atracón de tripas de perro, por lo que Súper Gestor estuvo a punto de quedarse sin peluquín. Pero como Súper Gestor es un héroe con suerte (requisito indispensable y así consta en los clasificados), justo en el momento en que el zamuro lo dejaba, el bisoñé, hijo pródigo, vio que volvía a estar libre su antigua residencia, y en picada se fue. En cuestión de segundos, el peluquín estaba sobre la calva de Súper Gestor, bien agarrado a las orejas. Y es que a Súper Gestor le gusta ir a toda velocidad por los cielos cuando debe ir en procura de un documento, y en eso es igualito a su hermano, el Súper Motorizado, el que lo tiran para un lado y para el otro.

Al día siguiente, Súper Gestor trajo el certificado. Fedosy sacó la cartera y Súper Gestor, mirando para otro lado, extendió la mano.

-Si te he visto no te conozco –dijo y salió volando.

A los cinco minutos regresó. Mostrándole el fajo de billetes vociferó:

-¡Qué bolas tienes tú! ¡Esto no fue lo que hablamos!
-Bueno, ¿y cuánto es?

Súper Gestor le arrebató la cartera a Fedosy, sacó la cantidad de billetes que consideró ideal y volvió a partir en vuelo raudo por los cielos de nuestra querida Caracas.

Fedosy se quedó tranquilo. Total, ya tenía su certificado, y podía dormir tranquilo. En eso, unos mamadores de gallo le lanzaron por la ventana otra carta de otro Ministerio solicitándole otro certificado.

-¡Oh, ¿y ahora quién podrá defenderme?! –dijo una vez que leyó el comunicado. Y esta vez sí apareció el Chapulín Colorado.

GÉSTOR MNEMONIC

José Urriola C.


Ramírez soy yo. Ramírez Silva, Alfredo José. Vigilante de seguridad de la compañía Prosegur 2030. Y el cadáver allí presente ciertamente es persona conocida, pero amigos como tal, así amigos amigos, yo no diría que fuimos.

Por razones de trabajo la compañía me rota por ciertos puntos estratégicos de la ciudad: la Embajada Americana, la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería, y también por el Registro Principal. De allí conozco al muerto. Porque él es un gestor; bueno, era gestor, y hacía ronda semanalmente por los mismos lugares aunque por razones obviamente diferentes. El único gestor de su gestoría personal: “Géstor Mnemonic”. Sí, ya sé que el nombre es raro y yo puedo jurar que desconozco el significado, me imagino que Géstor sería su nombre de pila y que el apellido es extranjero o lo habrá sacado de la combinación de los nombres de unos parientes, o será de una quinta. Yo lo que sé es que nos tocaba durante horas estar parados en las puertas de la embajada. Pendientes de la fila de los pasaportes, o de las cédulas, controlando la situación. Él hacía su trabajo y yo el mío. Cada uno en lo suyo.

Era un individuo de pocas palabras y cuando por fin hablaba lo hacía como si se hubiera tragado una computadora, o como si alguien le estuviera dictando desde las alturas unas frases que él tenía que repetir lentamente. Una vez, una madrugada de lluvia en la que nadie vino a sacarse la cédula y nos tuvimos que refugiar los dos debajo de un techito hasta que amainara el aguacero, me lo contó. Creo que lo hizo por matar el tiempo, pero al final tenía una lágrima en la mejilla que se parecía un montón a una gota de aceite de motor de carro que hace cinco años no le hacen el servicio. Me dijo que antes él era un tipo normal, así como Ud. o como yo; que siempre fue gestor porque no sabía ni quería ser otra cosa. Que le iba mal y entonces tomó la decisión. Que entre la mujer y el cuñado -que era ingeniero de computación y sabía de robots y microchips y esas cosas- lo habían convencido para que se sometiera a una operación. Le metieron en la cabeza, no sé cómo, un disco duro que ni la computadora central del Registro Electoral, una cosa de no sé cuantos miles de gygas. Me dijo: “toda la información de cada planilla, cada requisito, cada nota minúscula a pie de página de millares de documentos de cualquier diligencia burocrática que quiera hacer en la vida, todo está vaciado aquí”. Y al decirme eso se tocó la sien con la punta del dedo, como señalando. Y yo dije: “Verga, compadre, qué memoria la que se gasta”.

Y la verdad es que con el tiempo ganó fama y comenzó a irle mucho mejor. Cambió de traje, cambió de auto, cambió de mujer. Se le acercaba un río de gente cada mañana: “mire, que yo me vengo a renovar el pasaporte”. Y el hombre pestañaba un segundo, ponía los ojos en blanco y contestaba como si alguien le hubiera apretado un botón: “tome nota: pasaporte original caducado, fotocopia de la cédula por duplicado, partida de nacimiento con vigencia de los últimos seis meses, llenar debidamente y sin enmiendas las planillas PH1, PH2 y PH2b. Son 10 mil por la consulta. Y 100 mil si quiere el servicio Mnemonic Premium con todos los documentos listos para procesar”.

Y cuando la gente pedía el servicio Mnemonic Premium el hombre pedía 50% por adelantado, se perdía detrás de una columna o se iba por el monte y regresaba a los poco minutos. Volvía con todos los documentos listos, pero con el nudo de la corbata aflojado, el traje arrugado, la frente sudada, demacrado, como si hubiera hecho un esfuerzo monumental, como si lo hubieran agarrado a palos por el camino. O como si algo horrible en esos cinco minutos se hubiera ensañado en su contra y le hubiera quitado varios kilos.

Y al tiempo que le iba mejor le iba yendo peor. Cambió de traje y cambió de auto y cambió de mujeres. Varias, muchas veces. Pero él estaba cada vez más seco, como si estuviera hecho de papel celofán y cebolla. Y a la gente le extrañaba un poco que los documentos que él traía del monte, o de atrás de la columna, olían a encierro, estaban calientes y maltrechos. “¿De dónde se sacó Ud. esto?” preguntaban. Él jamás respondía. Cobraba su dinero y daba por toda respuesta un: “Géstor Mnemonic, para servirle”.

Y entonces pasó lo que pasó el día de la nacionalización de los chinos. Los trajeron en camiones militares, en containers con escudos de la armada, en helicópteros camuflados. Miles de chinos hablando en chino recién salidos de China. Había que darles cédulas a todos para que pudieran votar en las elecciones, a favor del gobierno. Claro está. Porque si no votas por el presidente, chinito, te vuelves para China a comer arroz, te echamos de balsero al Mar Caribe, te dejamos caer desde el mismo container en el que viniste pero en la mitad del Pacífico.

Géstor Mnemonic se sacó de adentro páginas y páginas de planillas escritas en chino. Cédulas y pasaportes para que los chinos fueran más de aquí que nosotros. Se iba con cuatro mil solicitudes y regresaba de atrás de la columna hecho un trapo, sudando frío, con los documentos calientes, olorosos. Estaba a punto de fundirse o de estallar. Se le notaba; pero el hombre no paraba. Quedaban aún muchos chinos en la cola vociferando en chino, insultando en chino, clamando por sus papeles, por sus derechos. Hasta que el gestor no pudo más, hizo como un robot al que le bajaran los fusibles, se cayó haciendo ruiditos raros sobre el pavimento. Y los chinos por millares a su alrededor no entendían, se agrupaban como viendo una pelea de grillos allí sobre el suelo. Me abrí espacio a codo limpio, acerqué la oreja a la boca del pobre hombre que repetía una y otra vez una frase inaudible. Afiné el oído y entonces escuché: “Se me atascó el papel para imprimir en el intestino. Ayúdame, tienes que meter…”.

Pero yo no escuché más. O a lo mejor sí, pero a veces uno prefiere no entender. Yo soy Ramírez. Ramírez Silva, Alfredo José. Vigilante de seguridad. Yo de cosas técnicas no sé nada. Y a ese tal Géstor Mnemonic, allí fundido, apenas si lo conozco.